Ilegal

Lo que realizamos de manera pecaminosa
nos vestimos de transeúntes en una avenida o metrópolis
somos grises
juramos ciegamente verdad

Buscamos pasar desapercibidos
honramos morir de pie
Olvidamos porque decidimos querer creer
corremos y no sabemos donde

Apretando, estrujando fuerte los puños
nos vemos fuertes
Inventamos comernos al mundo
y la conciencia se transforma en colesterol
lo dulce produce ulcera
da gracia

Y sumisos al propio bienestar
apegados al sistema
soñamos con soñar de verdad
Ser un loco mas.





(Foto - Mariano Olivera)

Sentado

Inspirado en “Triste o Buena” de Mario Benedetti:




De nada sirve aprender del error, si cada dos por tres, si de vez en mes, si ocurre como ayer, lo volvemos a hacer,
hoy te guardo rencor.
Porque arrancamos para algún lado,
fuimos y tiramos, frenamos y tomamos otra dirección,
corriste por la ciudad,
yo inverne en algún jardín.
Vos a dos mil por hora,
sentado te miro, como un loco comienzo a reír, callas y no entiendes,
“no te preocupes, esta bien”, es largo el camino, y hace tiempo, agradecido, deje de ser “yo”.
Los trajes de héroes me quedan bastante grandes,
considerando en alguna especie de mayoría, todos los puntos de vista son acertados,
incluso algunos gordos,
y otros flacos,
pero lo que mantiene viva la reciproca,
es el esperar,
el saber que algunos mas buenos vendrán y el que empeña corazones,
el que pone su precio en un mercado, cuando cambie la moda, nada valdrá.






(Foto - Mariano Olivera)

Lucifer de guardia

Camino por un trecho mal cocido,

me aventuro hacia adentro,sin estar seguro,

no preciso saber si carga o no con sentido,es todo lo que tengo,

quizás sea lo que me mantiene vivo.

Y de que sirve escribir solo cuando siento perdida la inspiración,

las musas se rematan minuto a minuto en el mercado de apuestas,

desde un vidrio sucio, veo sonrisas, diabólicas,

inconclusas muecas.

Apretado y agarrado al pasamanos,por la ventana se me cae un sueño.

Me dice un pasajero que no desespere,algunos vienen fallados,

yo sigo,

evito,

nuevamente salgo herido, incomprendido.

Bajo para mañana intentar volver a elevarme,
abro una puerta,

doy con tus fotos, un cuarto vacío,un perro melancólico y flaco, apto para amar.

Derramo tinta por todas las paredes, llorando tu huida,sin escalas ni regreso.

Al final, sentado en mi sofá,

me asesino a cuenta gotas,

postrado como la estatua de tu ángel guardián.

Fin

Cada uno en su nido, esperando sin gracia el aventurado vuelo,

desconfianza, sueño y falta algo, aun no lo recuerdo.

Sin mirarnos,diciendo nada, con los brazos quietos.

Pareciera como si algunos gritos dieran su última nota,

que no se terminan escuchando,

ni haciendo eco en lo más triste de la estrofa.

Agudos, los escucho de noche.

Guardo algunos trastos en un baúl que espero abrir solo en mis últimos días.

Ojala pueda reír con sus fotos, sentir las caricias,

cuando parpadea atento a un ruido que termina y empieza en el mismo segundo.

Ojala.

Las paralizadas manos que quizás solo compartan una desdicha de momento, una inquietud por demás sobrellevada. Sin saber que hacer, si estirar o contraer,

movimientos bruscos quieren nacer, pero arrimados a quien sabe si un vacío,

optamos por hacer nada, mientras que esto sea posible, o por lo menos,

creemos que así es.